CIRCUITO SURESTE
En 44.162 hectáreas que abarca El Rey en el departamento salteño de Anta, la naturaleza da "rienda suelta" a sus criaturas y derrocha expresiones en todas las gamas de verde. Aquí sobra espacio para que la vida de la flora y la fauna que no es posible en las urbes, se realice plenamente. Este extenso parque con una rica historia, contiene un sector de selvas de montañas, bosques de transición y la zona denominada chaco serrano seco. La altura del terreno en esta reserva nacional aumenta de Este a Oeste oscilando entre los 700 y los 2.300 metros sobre el nivel del mar. Vale la pena llegar a esta extensa mancha verde de la provincia de Salta. Las horas del día no alcanzan para ver y reconocer la vida que encierra. Su magnífico patrimonio ecológico se abre tan generoso como la naturaleza misma, a los ojos de todos. Las actividades para los visitantes Este Parque Nacional tiene senderos para ir a pie y caminos para recorrer en vehículo tramos que presentan los distintos ambientes naturales, que dejan ver espectaculares paisajes selváticos, serranos y de aguas cristalinas. Se necesita más de un día para conocer parte de ésta reserva, fotografiar la magnitud de la naturaleza que presenta y gozar del avistaje de aves (birdwatching) y de otros animales únicos.
En esta antigua casona ubicada a dos kilómetros de la ciudad de Metán se encontraron los generales José de San Martín, Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes para coordinar las acciones que derivaron en la campaña del Alto Perú y defensa de Salta y Jujuy. Se dice que, en 1814, Belgrano entregó allí el mando del Ejército del Norte a San Martín. Ese año San Martín inicia su marcha acompañado de Güemes, que retornaba a una Salta ocupada por las tropas del rey español. La coincidencia entre ambos es amplia. San Martín ve en Güemes a un militar inteligente y muy baquiano y, ante estas cualidades, lo designa jefe de la vanguardia patriota. Para desalojar al Ejército español y avanzar hacia el Alto Perú "bastan los valientes gauchos de Salta", dijo San Martín, según relata el historiador Gregorio Caro Figueroa en el libro "Salta, Argentina. "Naturaleza y Cultura". La posta está situada a 150 kilómetros de la capital salteña, sobre la ruta 34 que conduce a la ciudad de San Miguel de Tucumán. Fue declarada Monumento Histórico Nacional
El Hotel Termas de Rosario de la Frontera es un lugar donde salud, paisaje y esparcimiento se reúnen en un ambiente desbordante de naturaleza para el disfrute. Situado a 180 kilómetros de la ciudad de Salta es el más antiguo complejo turístico termal de Sudamérica: fue construido en 1880. Abarca un predio de 800 hectáreas donde se encuentra mucho más que aguas con propiedades medicinales. Un bosque de exuberante vegetación rodea el casco central y las instalaciones deportivas, y a sólo 500 metros, los visitantes pueden acceder a la laguna del club de caza y pesca. Las aguas termales son un fuerte atractivo para el turismo-salud por los distintos tipos de aguas termales que surgen en la zona. Para aprovechar sus virtudes, el complejo cuenta con dos piletas construidas con lava volcánica, un material refractario que impide el recalentamiento de la superficie por la que caminan los bañistas. Una de las piletas es de uso exclusivo para quienes se hospedan en el lugar, mientras que la otra está destinada al uso del público que concurre. Se accede a nueve variedades de aguas termales que llegan a alcanzar 99 grados centígrados de temperatura, pero que gracias a un sistema de transvase de fuentes, se logra que éstas no superen los 34 grados. Las aguas son aconsejadas para personas mayores como complemento de tratamientos médicos de reuma, enfermedades biliares y digestivas, estrés y arteriosclerosis entre otras; pero también son recomendables para todas las edades y es por eso que frecuentemente en las piletas se observan hasta bebes. Para un mejor cuidado de la salud, en el complejo hay un consultorio médico para chequeos, y el personal del hotel está capacitado para orientar a los turistas ante cualquier inquietud sobre las aplicaciones de las aguas termales. En 1880, Antonio Palau, médico español radicado en Tucumán, comenzó la construcción de la casona que originaría el hotel, que se extendió a lo largo de cincuenta años, finalizando en abril de 1928. Numerosas personalidades destacadas reposaron bajo su techo y disfrutaron de sus aguas termales, como Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda y Bernardo de Yrigoyen. En el complejo, las actividades no están únicamente relacionadas con los baños termales. Hay juegos infantiles para los niños y se puede practicar tenis, voley e incluso golf en las instalaciones del predio. Se puede participar de cabalgatas por los alrededores y pescar en la laguna del Club de Caza y Pesca de Rosario de la Frontera, distante a 500 metros del hotel.CIRCUITO ANDINO
La Quebrada del Toro es la puerta a la precordillera de los Andes (el cordón montañoso que atraviesa América del Sur). Comienza por la ruta nacional 51 cuando se pasa el pueblo de Campo Quijano, llamado "Portal de los Andes", y lo primero que se encuentra son los puentes ferroviarios que transportan al "Tren a las Nubes". La Quebrada del Toro es una garganta con paredes casi perpendiculares y muy erosionadas. La vegetación espontánea tiene árboles en la parte más baja, y arbustos y grandes cactus en el extremo superior. Un alto casi obligado en el camino es el poblado de El Alfarcito con su pintoresca capilla. Por la Quebrada, los cardones adornan las laderas de las montañas, del mismo modo como los cerros multicolores, el verdor de la vegetación, el azul del cielo y la atmósfera diáfana.
Casi invisible y protegido por su estratégica ubicación, el poblado de la cultura andina emerge en lo alto de las colinas de Santa Rosa de Tastil a 3200 metros sobre el nivel del mar. Tastil es uno de los poblados preincaicos de estructura urbana más completa del Noroeste de Argentina por su distribución urbanística y de sus viviendas. Las estructuras cuadrangulares y rectangulares no se repiten en su estricto sentido geométrico, producto, quizá, de la topografía del sitio. Sobre las 12 hectáreas se hicieron viviendas simples, de un recinto (ubicadas en el sector noroeste del yacimiento) y complejas con varios recintos. Las sinuosas calles forman un laberinto que converge en el centro, en una especie de plaza. Las ruinas que ahora se pueden ver son construcciones de piedra. Los techos eran de cuero y tejidos de lana de oveja y llama. En esta zona casi nunca llueve. El yacimiento arqueológico se encuentra entre las quebradas de los ríos Tastil y Las Cuevas, abarca 12 hectáreas con 440 casas, donde habitaron en su apogeo entre 2000 y 3000 habitantes.
LAS PIEDRAS SAGRADAS DE TASTIL: Algunas manifestaciones artísticas de la cultura andina se conservan en 4.800 bloques de piedra en Santa Rosa de Tastil, a cien kilómetros de Salta ciudad. Estas representaciones con sentido mágico religioso fueron realizadas entre el 900 y 1.500 en unas colinas cercanas al poblado preincaico donde también se resguardan más de 400 construcciones habitacionales de piedra con sinuosas callecitas que convergen en el centro de una de las laderas. Los dibujos en las piedras talladas representan los distintos cultos que los andinos ofrecían a sus dioses. Así intentaban dar mensajes a sus divinidades haciendo rogativos y pidiendo fertilidad y abundancia a la tierra. Las llamas (camélidos) son los motivos más frecuentes que se encuentran en las piedras grabadas de Santa Rosa de Tastil. Otros motivos rupestres son los felinos, ofidios, suris (ñandúes), figuras geométricas meandriformes (zigzag). En las rocas también hicieron representaciones de figuras humanas y de máscaras. El petroglifo más importante es el de la "Bailarina de Tastil" que está en el Museo Antropológico de Salta, detrás del monumento a Güemes en la ciudad de Salta. En las colinas de Tastil, no obstante, se encuentra otro no menos valioso: "El Calendario", un dibujo circular con símbolos que todavía no fueron descifrados. Este yacimiento tiene un museo con exposiciones e investigaciones científicas CIRCUITO NORESTE
Para proteger a Salta de las incursiones de los indios chaqueños, se construyó un fuerte sobre la margen derecha del río Mojotoro, en el valle de Siancas, a escasos cuarenta kilómetros de la Capital salteña, a donde hoy se llega por la autopista de acceso Este. Se lo llamó Fuerte de Cobos, y desde allí se dominaban las carreteras de Chaco, Jujuy ya Tucumán. Al principio, no fue más que un puesto de avanzada ya vigilancia muy modesto; con el paso del tiempo fue adquiriendo importancia hasta constituirse en la llave de la ciudad. A pesar de todas las medidas de protección tomadas, los indios chaqueños, sobre todo los mocovíes y tobas, continuaron sus ataques asaltando poblados e incendiando casas y sembrados. En septiembre de 1775 tuvo lugar la más terrible de las invasiones. Desde el Chaco avanzaron miles de indios, quienes luego de destruir lo que encontraban a su paso, llegaron al fuerte de Cobos, lo asaltaron e incendiaron totalmente. Transcurridos algunos años, el fuerte perdió su importancia y nuevas reformas terminaron con sus características de fortaleza colonial, pasando a convertirse en una sencilla casa de campo de dos plantas. Fue declarado Monumento Histórico en julio de 1941.🔺 IRUYA, “el pueblo colgado del cielo”
Entre montañas y dormido en el tiempo, Iruya es un pueblo de ensueño. Su iglesia, sus casas y empinadas callecitas de piedra habLAN de las formas típicas de la vida de su gente, resguardándolo del fragor de las grandes ciudades, pero con todo el confort en su hostería. Como salido de una postal, Iruya invita al descanso y a la meditación, pero también al asombro a través de cabalgatas, caminatas o la práctica de trekking. Su nombre significa "Paja brava" o "Lugar de los pastos altos" en quechua. La más importante de todas las festividades tiene lugar el primer fin de semana de octubre, con los cultos de la Virgen del Rosario, donde lo pagano y lo religioso se confunden en un sincretismo único. Cientos de lugareños movidos por su fe participan de los actos religiosos cantando, rezando y ejecutando instrumentos autóctonos (quenas, cajas y sikus). Acompañan la música con el baile típico de los "cachis", un grupo de disfrazados con máscaras cuya danza simboliza la eterna lucha del bien y el mal. Al pie de Iruya, en el lecho de su río, se origina el comercio de trueque establecido entre sus pobladores, los habitantes de la Alta Puna y localidades aledañas.
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Relieve escabroso surcado por ríos torrentosos en verano, vegetación verde y tan diversa como la fauna. Una verdadera inmensidad natural con profundo olor a hojas y a tierra mojada. Un lugar casi inaccesible para el sol por la densa flora y también para el hombre por su magnitud desconocida. Así es el Parque Nacional Baritú, creado en 1974, donde la selva tropical alcanza su máxima expresión y la naturaleza virgen se regocija en sus ejemplares únicos. Con 72.000 hectáreas, Baritú se sitúa en el departamento de Santa Victoria, al Norte de Salta, en el límite con Bolivia. Es el único parque tropical de la Argentina por la influencia del Trópico de Capricornio y es considerado una de las reservas mejor protegidas del mundo, ya que está rodeado de una serie de accidentes geográficos que hacen muy difícil el acceso a este magnífico territorio verde. El parque está naturalmente cerrado por cuatro cadenas montañosas: al Norte se ubica la Sierra del Porongal, al Este la serranía de Las Pavas de 2.000 metros sobre el nivel del mar, al Sur el Cerro Negro y las sierras del Río Pescado, y al Oeste las serranías de los Cinco Picachos, de 1.900 metros sobre el nivel del mar. A pesar de las numerosas expediciones que lograron recorrer el parque, Baritú sigue siendo un gran desconocido que no ha mostrado aún todos sus secretos, provocando el interés constante de estudiosos, investigadores, deportistas y aventureros. El ambiente de la selva tropical "es como un baño turco porque no entra casi el sol entre la vegetación tan densa y es muy fuerte el olor de los vegetales que alfombran la tierra". Al Baritú le dicen nubo-selva por las permanentes lloviznas y nubes que se levantan e impiden el paso de los rayos solares, lo que crea un microclima muy húmedo.Las actividades para los visitantes que deseen armar una expedición, ya que es el único modo de entrar, serán sin dudas, variadas e inolvidables
LA FLORA EN EL BARITÚ: En el silencio profundo del Parque Nacional Baritú se
puede escuchar hasta la caída de una hoja sobre la tierra húmeda.
Aquí crecieron sin riesgos árboles que alcanzaron gran talla como cebiles,
nogales, cedros, quinas, afatas, palos amarillos y tipas blancas que
alternan con arrayanes, guayabos, matos y helechos arborescentes, que
resultan impresionantes a la vista. A pesar de la escasa luz solar que
entra, abundan los bosques de lapachos que expresan todo el colorido en sus
racimos de flores rosadas, blancas y amarillas. El suelo y los troncos de
los árboles de la reserva están salpicados de orquídeas azules, fucsias,
blancas y amarillas, y muchos otros tonos vivos. No faltan las lianas y
enredaderas de tamaños increíbles y las pequeñas junglas de apretados
cañaverales. Entre los árboles raros que tiene el parque, se destaca el
ficus maroma, conocido como "el árbol asesino" porque sus largos tallos se
envuelven en los troncos de otros árboles.
LA FAUNA EN EL BARITÚ:La fauna que habita este vasto territorio es
abundante, y se sabe que es el refugio natural de tigres o yaguaretés, pumas
o león americano, tapires, ardillas rojas, gato onza u ocelote, zorros,
osito lavador o mayuato, corzuelas, pecaríes y osos meleros. También hay
tropillas de monos caí, carpinchos, liebres y, supuestamente, existe el "oso
de anteojos" que es un animal muy grande que supo asustar a más de un
cazador aventurero.
Bandadas de loros sobrevuelan el parque, y otras aves típicas de la reserva
son el colorido tucán, las urracas, el halcón tijereta, patos y garzas,
entre otras variedades de pájaros multicolores. En Baritú vive el águila más
grande del mundo, conocida con el nombre de "águila arpía". En el río
Porongal y en el Pescado, se observan verdaderos cardúmenes ya que nadie
tiene la costumbre de pescar en el parque. Así, bagres, sábalos y dorados de
gran tamaño, entre otros peces, pueden observarse a través de las aguas
cristalinas de los generosos cauces naturales que surcan esta reserva
nacional.
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