VALLES CALCHAQUÍES
Finaliza la Quebrada de Escoipe en El Maray y el Pie de la Cuesta abre paso a un largo caracoleo rumbo a la cima, orillando barrancos y precipicios con las nubes a los pies. Transitamos la Cuesta del Obispo. Es un tramo de 20 kilómetros a puro zig-zag hasta llegar a La Piedra del Molino a 3620 metros sobre el nivel del mar. Ese es el premio por haber trepado tanto. Ver esa piedra en la inmensidad del paisaje, que es el símbolo de altura máxima en la Cuesta. En el trayecto se pasa por La Herradura, un paraje dónde se descubrió por primera vez que había uranio en Salta, en el año 1959. Más arriba está el desvío hacia el Valle Encantado, uno de los sitios más atractivos de Salta. Desde la cima de la Cuesta, el camino baja hasta Zapallar que es una extensa pampa verde, desde allí un camino lleva hacia Amblayo y otra que va por la recta del Tin Tin, conduce hasta Cachi y La Poma, pasando por un camino custodiado por cardones.
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A un costado del viboreante camino de la Cuesta del Obispo sorprende el Valle Encantado. Aquí hay una laguna engarzada entre prados de altura y formaciones rocosas coloradas, donde las nubes acunan un suelo muy cerca de Piedra del Molino, (3.348 metros) el sitio más alto de la ruta hacia Cachi. El encanto del valle se vislumbra desde el pie de la Cuesta del Obispo cuando se observa al Torreón de la Cuesta (3.280 metros), una especie de guardián del sitio. Cuando se hace cumbre en esta montaña se tiene una panorámica del valle que es para el asombro. Por el recorrido interior del Valle Encantado se puede ver a los cóndores cuando toman agua en bebederos naturales (unas enormes piedras que tienen hendiduras donde se almacena el agua de las lluvias). Si se recuesta a un costado de las piedras puede maravillarse con el majestuoso vuelo del rey de los Andes, a escasos metros de altura.
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Una ruta serpentea entre cardones y flores de amancay. Es el camino que anticipa la agreste sencillez del Parque Nacional Los Cardones, en los Valles Calchaquíes. A 100 kilómetros de Salta, un enorme bolsón de 65.620 hectáreas, se extiende entre los departamentos de Cachi y San Carlos. Allí, cardones erguidos custodian los caminos del antiguo Imperio Incaico y del singular Valle Encantado, que guardan los vestigios de su rico pasado. La especie vegetal predominante en la zona, el cardón, cuyos ejemplares más adultos llegan a medir tres metros habiendo cumplido entre 250 y 300 años, estuvo en real peligro de extinción por la explotación irracional que se hacía de su madera. Ahora la Ley Nacional de Parques los protege desde el 20 de Noviembre de 1996, en esta magnífica área que abarca cuatro ambientes naturales diferentes. La flora y la fauna en este parque muestran características tan singulares y agrestes como el paisaje que las cobija. A nivel mundial el Parque Los Cardones tiene enorme importancia por la conformación física de sus zonas que lo hacen comparable con el monumento natural Saguaro y con el Parque Nacional Organ Pipe Cactus, ambos de Estados Unidos. Las actividades para los Además de recorrer la desértica belleza del Parque Nacional Los Cardones por una ruta en buenas condiciones, se pueden sacar fotografías, hacer travesías, caminatas y observación de flora y fauna. Los cardones en su árido silencio, impresionan con su porte erguido sobre la tierra. Aunque su tala está prohibida es posible tener un recuerdo de su madera porque los guardianes del parque recogen los ejemplares secos y se los dan a los artesanos de la zona, para que hagan verdaderas obras de arte que venden luego a los turistas.
Envuelto por serranías de todos los colores y bendecido por el río Calchaquí, Cachi es un bálsamo para el espíritu. Situado a 157 kilómetros de Salta capital y a 165 de Cafayate, los dos lugares más visitados de los Valles Calchaquíes. En sus entrañas conserva la identidad de un pueblo apacible donde todos se conocen y protege a más de cien sitios arqueológicos. Aquí, la magia de las noches emerge cuando el silencio se escucha. A 2.280 metros sobre el nivel del mar recibe a sus visitantes con una esencia particular que lo distingue como un pueblo calchaquí detenido en el tiempo. Con su cumbre siempre blanca, el Nevado de Cachi o "Blanco Peñón de la Soledad" (cuenta con nueve cumbres y la más alta alcanza los 6720 metros) es uno de sus tesoros que le otorga un marco especial al poblado que congrega a unos seis mil habitantes en todo el departamento. El origen del pueblo se remonta a 1673. La plaza cercada por una pirca de piedra emula a los centros de reuniones de los ancestrales habitantes de la zona (los indios chicoanas). A un costado se encuentra la iglesia de Cachi, declarada en 1945 monumento histórico nacional. Con su estilo neogótico mantiene también una particularidad de los valles: su techo, el altar, el confesionario y los marcos de los cuadros son de cardón, una madera típica de la zona. En la otra Skina está el Museo Arqueológico "Pío Pablo Díaz" donde se conservan una 5.000 piezas que relatan más de diez mil años de historia, desde el 800 antes de Cristo hasta el 1.600 después de Cristo. Cachi significa en lengua kakana (la lengua más antigua) "sal". Los aborígenes habían confundido la plateada cumbre del nevado de Cachi con una salina.
Molinos es una población serrana de los Valles Calchaquíes fundada a mediados del siglo XVII. Su trazado es irregular con casas de adobe y tejados de tierra, con galerías y pórticos. No se puede dejar de visitar su iglesia parroquial, construida en 1.639, donde reposan los restos momificados del último gobernador español Nicolás Severo de Isasmendi. Frente a la iglesia se encuentra la casa hacienda de Isasmendi, convertida hoy en el "Hostal de Molinos".
Los ríos Luracatao y Amaicha cobijan las 18 hectáreas del criadero de vicuñas "Coquena", situado a menos de cinco kilómetros del pueblo de Molinos. En este refugio habitan unas 100 vicuñas en semi cautiverio para obtener una fibra mucho más fina que en Bolivia y Perú. Aquí, se retomó una técnica ancestral, la de los quichuas para Skilar la lana de vicuña, una especie en peligro de extinción, porque para obtener su fibra (una de las más livianas y finas de origen animal, por ende la más cara), todavía las matan. Un poncho de lana de vicuña puede costar hasta 3.000 dólares y se necesitan 12 vicuñas para confeccionar uno.
Entre Angastaco y San Carlos, en los Valles Calchaquíes, se extiende la Quebrada de la Flecha, un tramo que guarda sitios de gran importancia geológica como son los pasos de Las Flechas y El Ventisquero, y que en general representa un paisaje soberbio que eleva el alma y los pensamientos por su inexplicable belleza. Sobre Angastaco, el geólogo Ricardo Alonso dice que "la naturaleza tuvo que jugar con toda su alquimia para lograr un producto tan único en la geografía de la región". Para entender el paisaje de hoy en esta quebrada, tenemos que remontarnos hacia atrás en millones de años del tiempo geológico. Hace 15 a 20 millones de años comenzaron a elevarse grandes bloques de rocas antiquísimas en el borde de la Puna, Profundas fallas en la corteza terrestre fueron levantando rocas graníticas y metamórficas formando un contrafuerte montañoso. Son las rocas duras y cristalinas del Precámbrico que forman las cumbres de Quilmes o El Cajón hacia el Oeste del valle actual. Hacia el Este se extendía una llanura de escaso relieve. Los vientos del Atlántico llegaban con toda su fuerza al contrafuerte calchaquí y descargaban su humedad dejando cada vez más seca a la Puna. Los materiales de destrucción eran arrastrados por los ríos y depositados como abanicos aluviales en la llanura. Con el tiempo estos materiales se convirtieron en rocas que quedaron clasificadas con el nombre de Formación Angastaco, por ser el lugar donde alcanzan su mejor expresión. Los Andes continuaron evolucionando hacia el Este y formaron nuevas cadenas montañosas que dejaron aislada a la región y la convirtieron en un desierto por el freno que las montañas pusieron a las lluvias. Los conglomerados y areniscas sufrieron un fuerte entallamiento y dieron lugar a sitios geológicos de gran interés para los investigadores, como son los pasos de Las Flechas y El Ventisquero.
Dueña de uno de los paisajes más impactantes de Argentina, la Quebrada de Cafayate o de las Conchas descubre una serie de formaciones naturales que resaltan en el camino como la famosa Garganta del Diablo, un cañón profundo y cerrado, cuyo final parece una especie de traquea que incita a subir. Luego aparecen El Anfiteatro (una formación montañosa con una acústica que favorece hasta al menos entonado), El Sapo, El Fraile, El Obelisco, Los Castillos, cuyos nombres representan lo que parecen ser. Los Médanos o Dunas, pequeños arenales blancos con composición de mica calcárea (mineral), seduce a los viajeros por las caprichosas figuras que forma el viento, sobre todo cuando se camina a la luz de la luna. Están ubicados a 178 kilómetros desde Salta ciudad. La quebrada es un rasgo morfológico moderno y se remonta a los movimientos tectónicos que tuvo lugar a fines del período terciario, y más concretamente durante el cuaternario, esto es en los últimos dos millones de años, según geólogos locales. La majestuosa Quebrada de las Conchas, los médanos, la iglesia y las bodegas viñateras identifican a Cafayate. La ciudad está rodeada por un cinturón de viñedos. Las bodegas ofrecen circuitos por sus viñedos donde no puede faltar el inconfundible vino torrontés, como así también se puede saborear vinos pateros de decenas de pequeños productores que hasta hoy pisan uvas. Cafayate tiene un estilo entre colonial y barroco de fines del siglo XIX. Frente a su amplia plaza están la iglesia parroquial y el edificio municipal. Desde esta ciudad y recorriendo cinco kilómetros de senda se puede acceder a finca San Isidro, donde se encuentran cuevas con pinturas rupestres. Se puede visitar el "Museo Regional y Arqueológico Rodolfo Bravo", donde más de mil piezas arqueológicas relatan los orígenes de la zona. Está situado en Colón 191 y abierto todos los días de 11 A 20. Los visitantes son guiados por Helga Mazzoni, viuda de Rodolfo Bravo, creador del museo. Otra de las reliquias de los alrededores de Cafayate es un molino jesuítico de 350 años que aún está en funcionamiento. Se lo encuentra a seis kilómetros del pueblo más famoso de los Valles Calchaquíes. Puede moler por vez hasta 200 kilos de sémola, polenta y harina de maíz (tres calidades de molienda). La estructura del molino está formada por dos piedras circulares de un metro de diámetro cada una. Una es fija y la otra móvil. Tiene además una estructura de hierro (antes era de madera) que está debajo de las dos rocas. Esta paleta se mueve con la presión del agua canalizada en pircas de piedra. El líquido cae y golpea contra la paleta y se produce el movimiento de la piedra móvil.
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Un espejo de agua rodeado de cerros Navegación. Rafting. Bungy. Puenting. Tirolesa. Montañismo. Cabalgatas. Mountain bike. Paseos históricos. La oferta turística en el dique Cabra Corral es abundante. Las actividades deportivas, recreativas y culturales que se pueden desarrollar entre los cerros y el espejo de agua, son todas aquellas que la imaginación sea capaz de crear. La generosidad de la naturaleza lo permite. Es un espejo de agua de 127 kilómetros cuadrados ubicado a 65 kilómetros de Salta ciudad, cuando se toma la ruta provincial 68 por Coronel Moldes y se llega hasta Paraje El Préstamo. Es el segundo embalse más grande de Argentina y la principal reserva hídrica del Noroeste Argentino. Cabra Corral, además de ofrecer un lugar ideal para el deporte y la recreación, aporta agua para el riego de 110 mil hectáreas de tierras fértiles de Salta y Santiago del Estero. En los alrededores del espejo de agua se puede hacer trekking, travesías , montañismo, escaladas, mountain bike, cabalgatas, safaris fotográficos, avistaje de aves y agroturismo, entre otros. Y en sus aguas pesca, navegación, rafting, gomones, entre otros. En el dique también se pueden hacer actividades culturales. Las excursiones incluyen visitas guiadas a pinturas rupestres, por ejemplo, en las Cuevas de Ablomé.
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